martes, 10 de septiembre de 2013

El comedor


El comedor es una de las obras de más envergadura que realizan las Siervas de San José en Checacupe y el que mayor esfuerzo económico supone.
Tal y como dije cuando hablé de Wasi Nazaret, hace unos años se llegó a dar de comer de lunes a viernes a una cantidad de niños que superaba ampliamente los doscientos, pero el número se ha reducido ahora por la escasez de recursos a unos ciento veinte. La mayoría de ellos de primaria y secundaria porque son los que por su edad necesitan tener una alimentación mejor. 
Digo esto porque aquí hay otros alumnos mayores que también están en situación difícil pero, aunque antes hubo un tiempo en que también se les atendía, al tener que reducir el número se consideró que estos ya habían pasado la adolescencia y había que volcarse en los que aún están creciendo.
La señora Marcelina empezando
su trabajo
Cada alumno paga cinco soles al mes (algo más de un euro) y hay familias que tienen dificultades en realizar ese pago. En ese caso, algunas madres ofrecen a cambio algo de papas, o maíz, o leña, o su trabajo para poder mantener a sus hijos en el comedor. Por supuesto el precio es simbólico y en absoluto alcanza a cubrir los gastos más insignificantes.
El único sueldo que hay que pagar es a la cocinera. Cada curso escolar hay una distinta para darle siempre la oportunidad a otras madres de que puedan también tener una fuente de ingresos.
 Aparte de ella, cada día dos madres, de forma rigurosamente rotativa tienen que ayudarle a cocinar (eso sucede un par de veces al semestre). Si no lo hacen han de pagar una “multa” de 15 soles (menos de tres euros), que sirve para llamar a otra señora y darle un trabajo remunerado ese día.
A las nueve de la mañana, en una cocina de leña se ponen dos ollas grandes y empieza el trabajo en el comedor. Cada mañana las hermanas dicen a la señora (este año es Marcelina) cuál será el menú del día que casi siempre consiste en una sopita con toda clase de verduras, acompañada de algún cereal, queso, huevo, atún, una ensalada y a veces pollo o incluso pescado. Otras veces en lugar de la sopa, hay un “segundito” que consiste en lentejas, papitas con maní,  guisantes, trigo o fideos,  casi siempre acompañado de arroz y ensaladas con verdura cocida o cruda.
Lavándose las manos
(y a veces la cara y casi el pelo)

Los niños están perfectamente organizados. Cuando entran lo primero que hacen es lavarse las manos, luego se anotan sus nombres para llevar un registro diario de la asistencia y después se dirigen con su cuchara a recoger su plato de comida.

El día que la comida lleva pollo o pescado para ellos es un día festivo, pero nunca ponen ningún inconveniente a lo que encuentran como menú. Se dirigen a las mesas y allí comen mientras charlan con sus compañeros; para ellos es un momento  especial pues, no sólo les proporciona una comida equilibrada y lo más completa posible sino que, además, les permite un rato cómodo de distensión con otros niños. Algunos de ellos ni siquiera han desayunado o han tomado una papita con algo de maíz y un mate (infusión) y también se da el caso de niños que antes de ir al colegio a las ocho y media ya habían trabajado en la chacra con sus padres. Nunca dejan nada.

Para beber siempre hay preparados unos grandes recipientes que contienen mate. Es una infusión azucarada que puede estar hecha con hinojo, anís, cebada, cacao, manzana,...que les sirve para acompañar la comida.  Cogen una jarra y se sirven.

Al terminar cada uno lava sus utensilios. Antes se daba el caso de que cuando había varios hermanos, la niña lavaba el plato de los demás pero la labor incansable de las hermanas ha conseguido que todos sepan que cada uno debe lavar sus propios platos: niños y niñas sin distinción de sexo ni de edad.

Para ello hay cuatro grandes pilas. En dos de ellas hay agua jabonosa con un desinfectante y en otras dos agua clara. En unas se lavan las jarras del mate y en las otras los platos, y luego lo dejan en unos escurridores, de modo que las mamás que ayudan en la cocina sólo tienen que secar y guardarlos para el día siguiente.












Antes de venir yo pensé que tal vez tendría que ayudar a dar de comer a los niños pero no es necesario porque los que vienen son de primaria y además están acostumbrados y no se le cae absolutamente ni una partícula de su comida. Mientras los niños comen yo charlo con ellos, algunos apenas levantan los ojos y su cuchara no deja de dar viajes del plato a la boca. Otros, sin embargo, entre cucharada y cucharada no paran de preguntarme cosas a mí aunque ellos no cuentan muchas de sí mismos.

Cuando acaban de comer muchos se van para la cocina y preguntan: ¿Hay aumentito, hermana? Y entonces, si ese día es posible, se les deja repetir un poquito más. Algunos llegan con tanta hambre que incluso lo preguntan antes de comerse su ración. Al principio, cuando la comida llevaba un huevo, por lo general cocido, los niños pedían permiso para llevárselo a sus casas (para sus hermanitos o padres) pero aprendieron que esa era su comida, que su organismo necesitaba ese alimento y que tenían que comérselo ellos.
De compras en Sicuani



A veces, el “fitotoldo” (invernadero) que las hermanas tienen en la casa provee de verduras al comedor, pero el clima y otras circunstancias no siempre permiten que haya una producción suficiente como para ayudar al comedor.



El otro día acompañé a Ana María a Sicuani a hacer las compras para el comedor. Nunca me había planteado lo que suponen unas compras para tanto tiempo y tantos niños: los cereales, el arroz, el azúcar, la pasta, las patatas, la cebolla, las zanahorias, calabazas, guisantes, habas, apio,…todo por sacos, excepto la quinoa que es un pseudocereal tradicional de la alimentación de esta zona del que la NASA ha estudiado las propiedades, incluyéndolo en la dieta de los astronautas; desde entonces ha subido tanto su precio que los propios peruanos no pueden pagarlo y tienen que ver cómo es exportada a otros países, especialmente Estados Unidos y Alemania. A pesar de esto, haciendo un esfuerzo, se compraron diez kilos (su precio ronda los 7 euros el kilo). Aparte de esto, carnes, especias, y pescado para el día siguiente, que fue un día festivo cuando los niños lo vieron  en sus platos.

Cargadas hasta el techo
Toda esta compra hay que llevarla a Checacupe y para ello hay que alquilar un “carro”, que también cobra un dinero respetable.

Todo esto me ha hecho ver de primera mano lo necesario que es el comedor aquí y lo difícil que lo tienen las hermanas para poder salir adelante día a día con todos los gastos que conlleva. Para ello cuentan con la colaboración de los propios familiares y amistades de las Siervas de San José en España, y de las actividades que estos realizan de manera regular para poder enviar fondos.  De ellos depende la subsistencia de este comedor. Me preocupan las dificultades económicas que tienen que superar para que estos niños sigan teniendo una comida saludable al día y un lugar agradable y limpio de encuentro con sus amigos, del que siempre salen diciendo:
 “Hasta mañana hermana, muchas gracias”  


 





 

9 comentarios:

  1. ¡¡¡Que bonito ,que triste,que duro ,que tierno, que real,esta la realidad de muchos niños¡¡¡que tomen nota los políticos de turno,, por que los voluntarios ya lo sabemos,, a nosotros nos da igual los papeles de todos los barcenas ,,o los eres de los griñanes, o el chapurreo mal hablado de la señora aznar.... con las traidas y llevadas (olimpiadas... los voluntarios sabemos que estos niños de las fotos tiene que comer(es un derecho de todo ciudadano) las ayudas de cooperacion internacional son tan bajas que son (limosnas)... aunque los voluntarios tenemos muy claro que somos ante todo y sobre todo ciudadanos del mundo.... y tenemos muy clarito que estaremos siempre donde se nos necesite,,,, por esto quiero dar las gracia ami amiga Josefina por enseñarnos que la solidaridad forma parte de todos los seres humanos..... un abrazo amiga lina antonaya

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  2. Hola chicas, sabéis que es lo más triste de esto??, pues que en España ya está pasando, que en los colegios se les está dando a los niños el desayuno y la comida porque hay casas en la que los padres no pueden alimentarlos, os dais cuenta!!!, un país desarrollado que no puede alimentar a sus niños ni dar trabajo a sus jóvenes!!!
    Bueno, aquí por lo menos vivimos con la esperanza de que esto cambiará más tarde o más temprano (toco madera), sin embargo allí lo tienen más crudo. Josefina, como siempre "chapeau". Un beso con su abrazo....correspondiente.

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  3. Hola señorita," con los pelos del color del maíz" un día mas y muchas Y nuevas experiencias,¿cuantos números tienen que hacer las hermanas para poder alimentar a tantos niños? es digno de elogiar y de dar gracias de que aya personas que tenga valor para dejarlo todo y ponerse al servicio de los mas necesitados;como saben organizarse , limpian sus cubiertos y como las hermanas han conseguido que el machismo se quede afuera algo que quizás les haya costado trabajo conseguir,pero como todo allí, creo que es subir peldaños y tener paciencia.Bueno Josefina te dejo por hoy muchos besos y cuídate.Marieta

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  4. Hola señorita," con los pelos del color del maíz" un día mas y muchas Y nuevas experiencias,¿cuantos números tienen que hacer las hermanas para poder alimentar a tantos niños? es digno de elogiar y de dar gracias de que aya personas que tenga valor para dejarlo todo y ponerse al servicio de los mas necesitados;como saben organizarse , limpian sus cubiertos y como las hermanas han conseguido que el machismo se quede afuera algo que quizás les haya costado trabajo conseguir,pero como todo allí, creo que es subir peldaños y tener paciencia.Bueno Josefina te dejo por hoy muchos besos y cuídate.Marieta

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  5. Perdona Seño por el duplicado parece ser que a estas alturas no domino la cosa,bueno besos y perdona.

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  6. Que rabia interior siento.... Tu sabes que el tema comedor aquí lo conozco bien; lo vivo diariamente. Que diferencia, allí el comedor es necesario para que los niños puedan comer ese día; aquí, muchas, muchísimas veces son un "perchero" donde tener a los niños hasta la hora de salida del trabajo del padre o madre, sin importar si el niño come o no come, que mas da.....ya se encargan ellos de darle una comida que les guste al llegar a casa; qué importa el despilfarro o el capricho.... del "no me apetece" o "no me gusta."...
    Gracias por acercarnos con tus relatos y tus fotos a esa otra realidad. Un besazo: Mayte.

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  7. Ya empieza la cuenta atrás de tu viaje, cuantas emociones debes sentir! Tengo muchas ganas de que nos cuentes tus vivencias en persona aunque aquí lo has plasmado de lujo.... Nos vemos pronto!!'
    Un abrazo fuerte de tod@s!!!

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  8. Hola Josefina que fotos tan bonitas,que vivencias y emociones debes sentir! Ya empieza tu cuenta atrás.Gracias por tus relatos, y por acercarme a otra realidad.....Un abrazo

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  9. Otra enseñanza más. ¿Qué más decir?. Solo GRACIAS!!!!!

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